El agujero de ozono ha alcanzado su máxima extensión

El agujero de ozono del 2020 es uno de los más grandes y profundos de los últimos años.

Maddalen Iza

Maddalen Iza

El agujero de ozono sobre la Antártida ha alcanzado su máxima extensión. El agujero de este año es de los más grandes observados en los últimos años

La monitorización realizada por los científicos de Copernicus confirma que el agujero de ozono de este año sobre la Antártida ha alcanzado su máxima extensión. Junto con el agujero formado en el 2018 es uno de los más grandes registrados en los últimos quince años.

VÍDEO: ANIMACIÓN DEL AGUJERO DE OZONO

Fuente: Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, CEPMPM.

El agujero de ozono sobre la Antártida se forma al disminuir en hasta un tercio la concentración del ozono estratosférico que conforma la capa de ozono. Esta capa se sitúa entre los 20 y 25 kilómetros de altura en la atmósfera y es particularmente densa en los polos.

¿Cómo se mide?

La capa de ozono se mide en unidades dobson (UD). Para poder tener una medida de la densidad de ozono se parte del espesor que debería tener el ozono en la columna atmosférica. Se calcula que este espesor es de 0.01 mm en condiciones normales lo que equivale a una unidad Dobson. En nuestras latitudes el ozono tiene una espesor cercana a las 300 unidades Dobson.

El agujero se ozono se identifica cuando la cantidad de ozono en una zona es inferior a 220 unidades Dobson.

La columna total de ozono (en unidades Dobson), el 4 de octubre de 2020, con valores inferiores a 250 unidades Dobson sobre varias zonas del Antártico. Fuente: Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, CEPMPM.

¿Por qué ha sido tan grande este año?

El agujero de ozono se forma todas la primaveras en el hemisferio sur, coincidiendo con nuestro otoño. Después del oscuro invierno antártico, con la llegada de la primavera,  la luz del sol vuelve a alcanzar estar latitudes polares, liberando los compuestos de cloro y bromo que destruyen el ozono.

Estos compuestos se acumulan durante el invierno en las nubes estratosféricas polares, que se forman cuando las frías temperaturas alcanzan temperaturas inferiores a los 78ºC.

Evolución de las temperaturas mínimas (al sur de 60?S) en la estratosfera desde el 2003 y las temperaturas mínimas para el 2020 (línea amarilla). Fuente: Servicio de Cambio Climático de Copernicus y Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus del CEPMPM.

Este año el vórtice polar -los vientos que estratosféricos que circulan alrededor del polo- ha sido muy intenso y estable. El frío vórtice polar ha permitido una mayor formación de nubes estratosféricas polares, y una mayor liberación de compuestos de cloro y bromo con la llegada de la primavera. Por tanto, la destrucción del ozono ha sido superior a otros años.

¿Ha sido excepcional?

Hace apenas dos años, en 2018, también se formó un agujero de tamaño similar. Ambos destacan entre los últimos quince años por la considerable magnitud alcanzada por el agujero de ozono.

El agujero de ozono que se forma cada año depende de muchos factores y puede ser muy variable de año a año.

En cambio, en el 2019 el agujero de ozono fue excepcionalmente pequeño. Debido a las condiciones meteorológicas que se dieron el pasado año, las temperaturas estratosféricas polares fueron más altas de los normal, el agujero tuvo también una menor duración.

Evolución de los valores mínimos de la columna de ozono en el hemisferio sur (en unidades Dobson). Los valores de este año se muestran en naranja. Fuente: Servicio de Cambio Climático de Copernicus y Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus del CEPMPM.

Como señalan los científicos que analizan la capa de ozono, es necesario seguir implementado las medidas que prohíben el uso de los compuestos destructores de ozono. Aunque ya se tomaron las medidas que han permitido revertir el agujero de ozono, todavía hay mucho por hacer para asegurar la continua recuperación de la capa de ozono.